Gracias a ella, por las vueltas, los colores y las charlas de aire fresco.
Gracias a él, por desenredar mis ideas y rescatarlas de los tristes callejones sin salida.
Gracias a ellas, por los abrazos y las palabras al ritmo de la guitarra soleada.
Gracias a ellos, por recordarme entre acordes que siempre regresan.
Gracias a ustedes, porque son la luz de mi vida.
Agu Miglio.-
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