No tengo tiempo
No es el momento
Aún espero la oportunidad
No estoy segura
No sé lo que quiero
Mejor ir a paso de tortuga
El que no arriesga, no gana
La vida son tres días, ya pasaron dos
Viví cada día como si fuera el último
No me voy a sentar a esperar
Bendito sea aquel día en que las frases clichés con las que juega nuestro inconciente desaparezcan y podamos encontrar el equilibrio entre la impotencia y los saltos al vacío.
Cuando estábamos en primaria solían darnos un hoja, "consigna: dibujo libre", allí pintábamos con crayones lo primero que se nos ocurría. Sin embargo, no había nada que una nueva hoja no pudiera remediar. ¿Tiene sentido mancharla sin pensar, si no hay vuelta atrás? ¿Tiene sentido esperar y dejarla en blanco hasta que ya no podamos decorarla? Y como buenos seres humanos pensantes que somos, sabemos que ninguna de las dos premisas valen la pena.
Nuestra angustia consiste en realidad en el hecho de que siempre realizamos nuestro dibujo libre. Pero tiene errores y aún más importante, siempre nos parecerá incompleto.
Porque el blanco asusta.
Nos asusta el tiempo.
Nos asusta la libertad.
Agu Miglio.-
3 comentarios:
Y nos asusta no saber qué hacer cuando hemos fallado.
Lindo post xD.
Me hiciste recordar mis días de dibujo libre en el jardín de niños y cómo me quedaba mirando la hoja quince minutos para no fallar cuando comenzara a colorear.
Besos.
buen blog
:)
Lo incierto asusta...
qué puedo decir,
soy incierta.
Publicar un comentario