Tratás de guardar el perfume en pequeñas dosis. Sostenés el aliento y se acelera el corazón. Así, la fragancia recorre y modela una extensa serie de pensamientos catalogados diligentemente. Vale la pena respirar tres veces porque esta noche no se repite, suena a muchas y a ninguna, brilla tan fuerte que tienta la gravedad del hastío y eriza unas cuantas líneas, mudas, congeladas. Cruje la madera, el cielo se tiñe de azul marino. Amanece y yo duermo, confirmando una vez más que mi alma vive a destiempo.
[Hoy es una noche perfumada. Abran las ventanas señores.]
Agu Miglio.-
(2 días antes)